Pasión hecha empresa
Mi historia con la música viene de familia. A principios de los años 60, mi aita, que también se llamaba Eduardo, junto a sus hermanos, ya instalaba equipos de megafonía y altavoces por las calles de Donosti para los grandes eventos de la ciudad: carreras, regatas, carnavales y actos del Ayuntamiento. Así nació una empresa familiar que sigue viva hoy con mis hermanos, Jon y David, al frente de Bengoa Audiovisuales, y yo mismo con Bengoa Entertainment. Dos caminos distintos, pero con la misma pasión: dar sonido, luz y vida a los grandes acontecimientos de nuestra ciudad.En mi caso, el viaje empezó en 1988, después de varios viajes a Londres para comprar vinilos y empaparme de la capital europea de la música. Hice grandes amigos que se dedicaban a pinchar y organizar fiestas. Fue entonces cuando pensé: ¿y por qué no en Donosti? Estábamos a años luz de lo que allí se vivía, pero quería intentarlo.
Con la complicidad de mi madre (mi padre no lo veía tan claro), el 18 de marzo de 1989 hice mi primera actuación musical en una boda en el Hotel Orly.
Llevaba conmigo 200 discos, dos platos Lenco de correa y dos pletinas Technics tuneadas para animar la pista. Monté un par de altavoces Bose 802 en trípodes… ¡y a sonar!
Fue todo un éxito: de aquella boda salieron cuatro más, y de esas muchas otras, hasta que en 1992 lancé oficialmente Bengoa Entertainment, con un logo diseñado por Xabi Ziriquiain (Loreak Mendian) y un grupo de amigos que pinchaban conmigo en todo tipo de bodas y fiestas. Fue un auténtico boom en Donosti: todo el mundo quería contratarnos.
Con el tiempo fuimos creciendo y profesionalizando la empresa, dando cobertura a eventos cada vez más grandes y técnicamente exigentes.
Hoy contamos con un equipo especializado en sonido, iluminación y cabinas de DJ personalizadas para cada evento. Son ya más de 35 años de profesión (¡y los que quedan!). Espero llegar a los 40 antes de darme un merecido descanso, porque no es fácil trabajar entre semana y, sobre todo, cada fin de semana, de día y de noche, siempre con la mejor cara y con ganas de hacer disfrutar a la gente.
Gracias de corazón a todos los clientes —que ya son amigos— por acompañarme en este viaje. ¡Vamos a por los 40!